sábado, 1 de marzo de 2008

PASAJERO TRANSEÚNTE


Pasajero transeúnte, tú estás de paso, no tienes residencia fija. No soportas la rutina, resides aquí ahora mismo pero sé que no tardarás en irte. No perteneces a ningún país, tu patria es el mundo entero. ¿A qué se debe esta necesidad de huir? ¿Por qué marcharte si aquí te sientes bien? Ah... Necesitas satisfacer tu curiosidad por lo que no conoces, necesitas viajar y aprender. Pero yo te aviso: hay tantas cosas en el mundo que aunque lo recorras durante toda tu vida, al final de ésta no lo habrás conocido todo. ¡Es tan infinito el mundo! ¡Hay tantos conocimientos que se te escapan y siempre se te escaparán! No luches, pasajero transeúnte, quédate aquí. No, no hace falta que te quedes aquí toda tu vida, pero quédate y disfruta de tu estancia, tan sólo unos meses o unos años... Y luego vete, viaja, mira, escucha, toca, huele, saborea... Aprende todo lo que puedas, aprovecha el tiempo al máximo, pero no olvides que nunca lo aprenderás todo, que siempre te quedará algo por conocer. ¡Qué eso no te disguste, amigo mío! ¡La vida tiene muchas cosas buenas, aprende a aceptarla y éstas te llegarán! Si intentas conocerlo todo y piensas que debes moverte constantemente, nunca aprovecharás lo que en tu viaje se te ofrecerá. Debes aprender a saber quedarte en un lugar y vivir allí un tiempo, no tengas miedo de integrarte demasiado, no sufras porque algunos sentimientos surjan de tu alma, debes dejarte llevar de vez en cuando por la corriente. Deja que ésta te arrastre un tiempo, y luego cambia. Cambia de compañeros, cambia de casa, cambia de barrio, cambia de ciudad, cambia de país, ¡cambia incluso de continente si lo deseas! La clave está en el equilibrio, búscalo. No te dejes llevar demasiado por las pasiones ni, al contrario, por la conciencia y el miedo a entregarte a estas sensaciones. Sí, sentirás cosas que dejarán huella en ti, buenas y malas. Tristeza y sufrimiento y rabia pero también alegría y felicidad y amor son los sentimientos que hallarás en tu viaje; y debes dejar que te invadan, no te resistas tontamente. En una vida sin sufrimientos no existirían los amores... Sufre alguna vez y sentirás amor tarde o temprano. Éstos son mis consejos y aquí yo me despido, pasajero transeúnte. Tú ahora te separas de mí, tú seguirás tu camino y yo el mío; tu destino es viajar, ¡márchate allí adónde puedas y aprende de todo lo que te rodee! Pero sobre todo: no olvides mis palabras. Tal vez nos volvamos a encontrar, quién sabe, en otro lugar o en otra época. Pero ahora que te tengo enfrente, ahora que vas a subirte a este tren, ahora te deseo lo mejor en esta vida. Buen viaje y buena suerte, compañero.



Domingo 9 de diciembre de 2007