sábado, 1 de noviembre de 2008

N.Y. Construction Workers, Lunchtime.


Era la hora de comer cuando decidieron hacer una pequeña pausa, estaban cansados de trabajar y necesitaban reponer fuerzas.
John le encendía el cigarrillo a Joe mientras Mark y Peter discutían sobre política, Mark creía que Peter no tenía razón y le miraba con aburrimiento cuando éste le daba su opinión. Por otro lado, los tres Smiths (todos se apellidaban así y quizás por este curioso motivo se llevaban tan bien) compartían detalles sobre las mujeres que habían conquistado la noche anterior y los Smiths de los lados intentaban animar al del medio que, cabizbajo y fumando desganadamente, les contaba que creía que se había enamorado de la chica de la noche anterior pero que ésta se había tenido que marchar a Boston y no sabía cuando la volvería a ver... Matthew, Erik y Paul hablaban de todo y de nada en concreto, no tenían vidas muy emocionantes y por eso siempre acababan hablando de deportes o de películas. Por último, encontramos a Jack que tenía la mirada perdida por los grandes edificios americanos que aún no podían llamarse rascacielos (o skyscrapers) puesto que pocos edificios tan altos se habían construido por aquél entonces. Él no era muy sociable y prefería pensar en sus cosas durante la hora de comer, no le gustaba compartir experiencias personales ni tener que hablar porque sí cuando no había nada de que hablar.
Y así pasaron la hora del comer (o lunchtime) estos once obreros aquel día. Todos trabajaban en la construcción del mismo edificio pero cada uno tenía su propia vida y su personalidad. Quizás, en otra viga transversal (o crossbeam) había otros obreros con sus vidas y sus personalidades propias, pero nosotros sólo tuvimos el placer de conocer a éstos.

Goodbye Joe, John, Mark, Peter, "The Three Smiths", Matthew, Erik, Paul and Jack.



Miércoles 18 de junio de 2008


Lunch atop a skyscraper (New York Construction Workers Lunching on a Crossbeam), Charles Ebbets, 1932.

miércoles, 28 de mayo de 2008

PALABRAS CON ANTIFAZ


La poesía está formada por palabras enmascaradas, palabras que se han puesto un antifaz para jugar con el significado.

Para entenderla no se trata de desenmascarar estas palabras, debemos dejarlas tal y como están. No entenderemos un poema si no nos disfrazamos nosotros también y nos atrevemos a entrar en el juego.



Sábado 5 de enero de 2008

sábado, 1 de marzo de 2008

PASAJERO TRANSEÚNTE


Pasajero transeúnte, tú estás de paso, no tienes residencia fija. No soportas la rutina, resides aquí ahora mismo pero sé que no tardarás en irte. No perteneces a ningún país, tu patria es el mundo entero. ¿A qué se debe esta necesidad de huir? ¿Por qué marcharte si aquí te sientes bien? Ah... Necesitas satisfacer tu curiosidad por lo que no conoces, necesitas viajar y aprender. Pero yo te aviso: hay tantas cosas en el mundo que aunque lo recorras durante toda tu vida, al final de ésta no lo habrás conocido todo. ¡Es tan infinito el mundo! ¡Hay tantos conocimientos que se te escapan y siempre se te escaparán! No luches, pasajero transeúnte, quédate aquí. No, no hace falta que te quedes aquí toda tu vida, pero quédate y disfruta de tu estancia, tan sólo unos meses o unos años... Y luego vete, viaja, mira, escucha, toca, huele, saborea... Aprende todo lo que puedas, aprovecha el tiempo al máximo, pero no olvides que nunca lo aprenderás todo, que siempre te quedará algo por conocer. ¡Qué eso no te disguste, amigo mío! ¡La vida tiene muchas cosas buenas, aprende a aceptarla y éstas te llegarán! Si intentas conocerlo todo y piensas que debes moverte constantemente, nunca aprovecharás lo que en tu viaje se te ofrecerá. Debes aprender a saber quedarte en un lugar y vivir allí un tiempo, no tengas miedo de integrarte demasiado, no sufras porque algunos sentimientos surjan de tu alma, debes dejarte llevar de vez en cuando por la corriente. Deja que ésta te arrastre un tiempo, y luego cambia. Cambia de compañeros, cambia de casa, cambia de barrio, cambia de ciudad, cambia de país, ¡cambia incluso de continente si lo deseas! La clave está en el equilibrio, búscalo. No te dejes llevar demasiado por las pasiones ni, al contrario, por la conciencia y el miedo a entregarte a estas sensaciones. Sí, sentirás cosas que dejarán huella en ti, buenas y malas. Tristeza y sufrimiento y rabia pero también alegría y felicidad y amor son los sentimientos que hallarás en tu viaje; y debes dejar que te invadan, no te resistas tontamente. En una vida sin sufrimientos no existirían los amores... Sufre alguna vez y sentirás amor tarde o temprano. Éstos son mis consejos y aquí yo me despido, pasajero transeúnte. Tú ahora te separas de mí, tú seguirás tu camino y yo el mío; tu destino es viajar, ¡márchate allí adónde puedas y aprende de todo lo que te rodee! Pero sobre todo: no olvides mis palabras. Tal vez nos volvamos a encontrar, quién sabe, en otro lugar o en otra época. Pero ahora que te tengo enfrente, ahora que vas a subirte a este tren, ahora te deseo lo mejor en esta vida. Buen viaje y buena suerte, compañero.



Domingo 9 de diciembre de 2007

martes, 19 de febrero de 2008

Canicas de colores en los bolsillos


Canicas de colores en los bolsillos,
Calcetines bajados, zapatos desatados.
Una sonrisa de oreja a oreja,
Unos ojos brillantes como los rayos de una mañana soleada;

En el patio juega un niño, con sus canicas.

Cada canica tiene un color distinto,
Las hay de todos los colores.
Color de sol, color de cielo, color de árbol,
Color de vitalidad, color de ingenuidad, color de diversión;

En el patio juega un niño, con sus canicas.

A él le gustan todas, las grandes y las pequeñas,
Las trata tan bien, como los mayores tratan a las monedas.
Una canica es un planeta, la canica azul y verde es el mundo,
Él las tiene todas, siente que posee una galaxia entera;

Y sueña que es la persona más rica del mundo, por poseer lo más bonito que existe: forma redonda, muchos colores, diferentes tamaños.

En el patio juega un niño, con sus canicas.



Abril de 2007